Hace un tiempo había visto en facebook una imagen que un amigo compartió en el que se muestra a varios niños sentados en una clase, cada uno pensando y de los cuales salían unas burbujas de pensamientos. Por donde había pasado la maestra, los niños tenían burbujas cuadradas, mientras que los que faltaban estaban redondas; y justo en el medio estaba la maestra cortando los pensamientos de uno de los niños.
Aunque había visto esa imagen muchas veces, no fue sino hasta hace unos días que logré comprender que es mucho más común que los padres sienten hoy que sus hijos no encajan dentro del modelo educativo tradicional. Si bien es cierto que la mayoría de los niños pueden tener líneas de pensamientos similares, también es cierto que es muy complicado enmarcar a todos los niños en un mismo patrón.
Como educador que soy, comprendo claramente los desafíos que presentan los sistemas educativos hoy en día. Si bien nuestra forma de aprendizaje era bastante simple, también es cierto que no había muchos recursos que te incentivarán a aprender de otra manera.
Piensalo por un momento, en nuestra época, debíamos ir a la biblioteca para hacer una investigación. Yo conocí una computadora en una sala, cuando llegué al quinto grado, y mi primera experiencia con internet fue pocos años antes de entrar a la universidad. En esa época, no existía Google, Youtube, Facebook, ni herramientas como Ten Marks, los Tablets o los smartphone. Nuestros hijos están creciendo en una época en la que tienen accesos a infinidades de recursos fuera de la escuela, mientras que dentro están limitados a sentarse en un escritorio y escuchar a la maestra sin tener accesos a la información como la tienen cuando están fuera de ella.